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Un momento con Dios
- Soy un siervo no una celebridad
Soy un siervo no una celebridad así exclamo el Coronel James B Irwing, Astronauta del Apolo 15. Dios le concedió a este hombre salir de la atmósfera de la tierra y caminar por horas en el suelo lunar y luego de ver con sus propios ojos la inmensidad de la creación de regreso decidió dedicar su vida a la exposición del evangelio “soy un siervo no una celebridad” relato este famoso astronauta. Con frecuencia cuando escuchamos la palabra siervo la revestimos de nuestra antigua noción del siervo y esclavo prototipo de Kunta Kintes. La imagen del esclavo migratorio traído para trabajar en los cultivos de algodón o tabaco en América representaba para muchos la ignorancia, eran objetos de maltrato, un siervo para muchos representaba una caricatura de un ser sin propósito en la vida sin voluntad, encorvado como el jorovado de Notredam, introvertido y acomplejado privado de lo básico y lo esencial, arrugado, sucio y cansado que para motivarlo le colocan frente a si el escaso alimento cual conejo frente a una zanahoria. Una especie de mula humana que por abuso se le obliga a arrastrarse pesadamente por los largos callejones de la vida.
Cada vez que pensaba en un siervo ciertamente la imagen no era nada halagadora. Jesús como modelo de servicio vino a forjar en nosotros la correcta percepción del que sirve. Precisamente el que sirve conforme al modelo de Cristo es uno que ha entendido su propósito y destino en su vida. En una ocasión la madre de dos de sus discípulos se acercó a Jesús para solicitar que sus dos hijos se sentaran a cada lado de Jesús al comenzar su reinado y Jesús le contesto: “Ciertamente no sabes lo que pides; en el mundo los gobernantes ejercen control sobre naciones y sobre reinos pero entre ustedes no será así, si no el que quiera ser primero entre ustedes sea servidor de los demás”.
Hoy en día el síndrome de la celebridad esta presente en nuestro pensamiento, en nuestra cultura y es parte de nuestra naturaleza. En todos nosotros existe el deseo de ser reconocidos y honrados por los demás. Pero es mejor entender que debemos procurar el aplauso de Dios y no el de los hombres, anhelar la aprobación divina aunque los hombres nos desaprueben, afortunadamente el mundo puede sobrevivir sin las celebridades, pero la carencia de lideres con un espíritu de servicio compasivo permea nuestro diario vivir de un ambiente de competencia y confrontación. Tome una decisión hoy de servir, si es padre a sus hijos y ganará acceso e influencia, si es hijo sirva a su padres y ganara su respeto y admiración de ellos y la honra divina será su sombra, sirva si es gobernante al pueblo y le seguirán. Sirva sobretodo a Cristo, entregue su corazón a él y servir para usted, será un placer.
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